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¿Apropiación o Apreciación Cultural? Una reflexión de ética social

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Entramos en un tema que actualmente esta causando revuelo y debate entre los especialistas y que se ha convertido en una moda generacional entre aquellos susceptibles a las «injusticias culturales», un tema típico del Mainstream que, aún sin tener una dominada definición de lo que significa y su contexto, se encuentra en boca de todos. Me he encontrado en varias ocasiones, asistiendo o participando de diversas actividades y reuniones con este tópico y salen a la mesa gran cantidad de ideas, pensamientos y criterios que lo apoyan o satanizan, y lo único que me quedo claro del todo, es que no se tiene claro del todo. Con lo anterior, me surgió esa inquietante idea de plantear por medio de este espacio un análisis sobre la Apreciación Cultural y la Apropiación Cultural, temas tabúes que a pesar de ser parte de nuestra historia, hoy toman un papel importante cuando se habla de cultura, patrimonio e identidad cultural.

La apropiación cultural es un tema que genera controversias y plasma problemas. Un motivo interesante es que, es muy arbitrario el dar una estética, elemento ritual o manifestación a un colectivo étnico determinado y a otros no.

Por ejemplo, las trenzas, rastas o trenzado de cabello esta normalmente relacionado con la cultura africana. Sin embargo, en el pasado ya habían culturas relacionadas con esto, como en la antigua Grecia e incluso la milenaria cultura China ya manejaba este tipo de peinados sin tener siquiera contacto con las otras civilizaciones.

Otro punto de vista a considerar es que muchas personas no creen que la aprociación cultural sea algo negativo, ya que, se enfocan en la idea de que la cultura no tiene fronteras y fluye de forma constante de una mano a la otra, situandose en contextos incluso diferentes que permiten el desarollo de la misma sin repercusiones ni etiquetas. Para que exista entonces una apropiación cultural primero deben de existir elementos culturales que pertenecen a uno pocos. La usupación o secuestro pasa cuando quien disfrutaba de algo deja de hacerlo por la acción de otra persona ajena que se adueña de ese recurso; pero eso no ocurre en todos los casos, sino mas bien se populariza algo que antes solo utilizaba un conjunto más reducido de personas. Pero ¿que es entonces la Apropiación Cultural?…

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Apropiación Cultural

La apropiación cultural se define como la utilización de elementos culturales típicos de un colectivo étnicos por parte de otro, despojándola de todo su significado y banalizando su uso. Dicho de forma más breve, es lo que ocurre cuando se usurpa un elemento cultural con finalidades que nada tienen que ver con las que se le atribuyen.

Sin embargo, tal y como pasa muchas veces en ciencias sociales, no existe una sola definición consensuada acerca de lo que es la apropiación cultural, y por eso algunas personas añaden un matiz a esta definición: este «robo» cultural debe ser producido por parte de una cultura hegemónica o dominante hacia otra que es sometida. Con esto podemos entender algunos fenómenos como las dinámicas de poder, la desaparición de ciertas culturas por parte de otras más poderosas para su enriquecimiento.

Es posible pensar la apropiación cultural más bien como prácticas de ensamblaje que permiten asimilar elementos nuevos y relacionarlos con otros previamente incorporados; esto posibilita entender la cultura como un proceso inacabado, en el que el sujeto tiene un lugar activo de producción. Rockwell reconoce, al respecto,

“un sentido de la naturaleza activa y transformadora del sujeto y, a la vez, del carácter coactivo, pero también instrumental, de la herencia cultural”

Esto es, mediante la apropiación cultural, el sujeto no sólo consume o reproduce, también transforma y crea. En un análisis del pensamiento latinoamericano, Subercaseaux (1988) propone la apropiación cultural como una perspectiva distinta a la reproducción. Desde este concepto, sugiere repensar la relación entre lo propio y lo exógeno, no como identidades cerradas que establecen relaciones de dependencia y dominación, sino como un encuentro activo en el que se diluyen las fronteras entre lo propio y lo ajeno:

“implica adaptación, transformación, o recepción activa en base a un código distinto y propio” (Subercaseaux, 1988, p. 130).

Al apropiarnos, los códigos en cuestión son incorporados a la estructura cultural, dinamizándola y resignificándola; de esta manera no puede pensarse la historia de la cultura, sino como una historia de las apropiaciones culturales.

Podemos decir también que la apropiación cultural, sería una manera de mercantilizar aspectos culturales que han existido desde hace tiempo fuera de los márgenes del mercado, y que han sido introducidos en este desde la perspectiva de la cultura occidental blanca. Incluso cuando esto sirve para lavar la imagen de un colectivo étnico concreto.

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Tanto se ha hablado de este tema que incluso el escritor Agustín Fernández Mallo, publica en su ensayo: Teoría general de la basura (cultura, apropiación, complejidad).

«No conozco ningún caso de manifestación cultural que no provenga del apropiacionismo y negarlo es no estar al tanto de lo que ha ocurrido en la historia de la poesía o el arte contemporáneo. Que cojamos materiales de otras culturas y las usemos, es lo que hace que avance nuestra cultura y la de aquéllos de quienes la tomamos»

Este concepto muestra una clara incomprensión del funcionamiento de la cultura, que vive de préstamos, mezclas, parodias y reinterpretaciones en donde la cultura no puede ser purista, pues siempre estará impregnada de elementos ajenos a su origen. Propone un movimiento en contra de la imaginación y postula que no podemos imaginar la experiencia de los demás.

¿Existe algo positivo en este concepto?

Eso depende de la postura que tomemos pues la apropiación cultural puede entenderse como una contribución a la diversidad y a la libertad de expresión, diferenciando el robo cultural o estereotipos exóticos con el préstamo o apreciación por medio de la fertilización cruzada viendo este concepto como algo positivo llevado a cabo por la admiración sin intentar dañarla.

Es aquí donde entramos en terreno pantanoso, pues la difusión transcultural ha ocurrido desde siempre, por ejemplo la numeración arábiga como la forma común para describir los números, esto puede verse como apropiación cultural y puede ser contraproducente y atentar contra el derecho a la participación de otra cultura. Nos encontramos entonces con la Apreciación Cultural.

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Apreciación Cultural

La apreciación cultural no se fundamenta en portar, usar o practicar algún elemento de otra cultura. Tal y como dice la palabra, es la acción de apreciar. Se relaciona con el exotismo, que es una actitud cultural de gusto por lo extranjero, por lo que no es propio. Tal y como nos recuerdan las palabras de Victor Segalen, en el libro “Nosotros y los otros: reflexión sobre la diversidad humana” de Tzventan Todorov:

Es exótico para mí todo aquello que es distinto de mí. ”El exotismo es todo aquello que es ‘otro’ ”. (Todorov, 2010)

Esta actitud provoca que se plasme en el observador una valoración positiva de la otra cultura. El exotismo se origina cuando el observador prefiere aquello que procede de lugares extraños, desconocidos, alejados de su cultura frente a la que es propia.

También hay apreciación que no está relacionada con el término de exotismo, por ejemplo cuando se “admira” a otros pueblos por su poder económico, cultural y político. Es decir, se tratan de pueblos conocidos y no desconocidos, un claro ejemplo de ello son los Estados Unidos. Todos aprendemos inglés, y Estados Unidos es un lugar que resulta atractivo no por el exotismo de lo desconocido, sino por el poder que representa en el mundo y la utilidad que se pueda dar al idioma. Se valoran aspectos como la diversidad, la difusión tecnológica o la empatía entre culturas.

Por ejemplo, la película Star Wars, tomó elementos de La Fortaleza Escondida de Akira Kurosawa, quien a su vez apropió elementos de Shakespeare. Por otro lado, la fusión entre culturas la traído un fortalecimiento cultural en diferentes áreas como la gastronomía con la cocina fusión o en la danza con el calipso por ejemplo o el vals y las polkas.

Podemos entender entonces que no es solo un asunto de tomar un elemento externo y usarlo, sino que parte de la apreciación cultural consiste en basar esa admiración en el respeto, significación y atribuciones que este elemento cultural pueda tener dentro de su contexto social originario y no tomarlo por tomarlo, ahi esta la diferencia.

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Dentro de la apreciación cultural existen numerosas formas que suelen confundirse con apropiación y que se encuentran muy alejadas de serlo, funciona a gran escala principalmente con las manifestaciones culturales intangibles como la danza o los rituales, en donde es común ver a grupos ajenos al colectivo practicando ciertos rituales o danzas que no les pertenecen, pero ¿a quién les pertenece? si por ejemplo algo es patrimonio de una nación ¿no todos tienen el mismo derecho a su disfrute aún siendo externo a la minoría que lo conforma? ¿hasta qué punto puedo yo como portador decir que una manifestación es mía y nadie más la puede utilizar? partiendo del supuesto que la cultura fluye y desde siempre se ha visto involucrada en procesos de mezcla o adopción de otros elementos exógenos. Si hablamos de los tambores por ejemplo, que pasaría si los pueblos africanos prohibiesen su práctica o en el caso del ejemplo anterior con la numeración arábica.

Si bien es cierto, a lo largo de la historia las minorías de colectivos se han visto agraviadas y afectadas por el despotismo y la avaricia de las mayorías imponiendo ideas y percepciones del mundo, sacrificando ferozmente los elementos que las representan, creo que es tiempo de poner un alto en el camino y analizar si realmente todos las situaciones son motivo de satanización o es simplemente una expresión de admiración con objetivos incluso beneficiosos para ambos, como en este otro ejemplo, en donde la marca de calzado de lujo francesa Christian Louboutin lanzó «la Mexicaba», un bolso que incorpora diseños aztecas elaborados por artesanos de la Península de Yucatán, mostrando el proceso de elaboración junto a las artesanas y dando un 10% de los beneficios de las ventas a los artesanos que lo han elaborado.

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La línea es muy delgada entre estos dos términos y su aplicación es difícil de identificar, lo cierto es que ambos conceptos no mueven la pasión por nuestra cultura y la de los demás y que si bien es cierto existen malos usos de los elementos culturales, también es cierto que muchos usos son apreciativos y no podemos generalizar antes de analizar, pues la ignorancia en ambos bandos muchas veces cierra percepciones y nos llena de dudas.

Les comparto este video que me pareció interesante de reflexionar.


Quedo atento a sus comentarios, pues sé es un tema interesante, y recuerda «La Cultura, transforma vidas»

Referencias

Todorov, T. (2010) Nosotros y los otros: reflexión sobre la diversidad humana. Siglo XVII de España Editores, S.A.


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